LEISHMANIA

La leishmaniasis es una enfermedad producida por la infección por un protozoo que se adquiere a través de la picadura de hembras de flebótomo, que son una especia de mosca/mosquito.

Es una enfermedad endémica en más de 70 países, entre ellos España, donde principalmente encontramos Leishmania infantum. Las zonas más afectadas de nuestro país son: Aragón, Cataluña, Madrid, Baleares, Levante, Murcia, Andalucía, Castilla-La Mancha, Extremadura, Castilla y León.

La temporada de mayor riesgo de Leishmania se produce cuando las temperaturas son lo suficientemente altas (por encima de los 15ºC) para que haya mosquitos, es decir, normalmente entre mayo y septiembre u octubre. Aunque en las zonas más cálidas de España encontramos mosquitos prácticamente todo el año. Además, es práctico saber, que el momento de mayor actividad de los flebótomos, se da entre el atardecer y el amanecer.

A la hora de diagnosticar la enfermedad, se utilizan tanto técnicas que nos permitan detectar el parásito, como pruebas para determinar la respuesta defensiva del paciente frente a éste. Cuando se tienen sospechas de que un animal padece leishmaniosis se utilizan varias pruebas al mismo tiempo a fin de asegurar el diagnóstico, entre ellas podemos citar la toma de muestras de la médula ósea o ganglio linfático a fin de visualizar el parásito, pruebas serológicas (IFI o ELISA) para controlar el grado de respuesta inmunitaria que el animal presenta y el proteinograma.

Hoy en día, existen multitud de repelentes para este tipo de mosquito, así como vacunas que disminuyen el riesgo de desarrollar la enfermedad en el caso de que los repelentes no hubieran sido suficiente para evitar la picadura. Sin embargo, aún no tenemos nada que proteja a nuestros animales al 100%.

El cómo afecta el parásito una vez inoculado, depende de la inmunidad de cada animal, de ahí que existan perros que hayan estado en contacto con él y no desarrollen la enfermedad inmunidad celular Th1) a otros que acaben con afecciones multiorgánicas que pueden sino son diagnosticados y tratados a tiempo, conducir al fallecimiento (inmunidad humoral Th2).

Los síntomas que produce la Leishmania son variados y no son específicos, por lo que la sospecha clínica de la enfermedad es muy importante. Entre ellos encontramos: letargia, astenia, caquexia, fiebre, diarreas, falta de apetito, alteraciones dermatológicas, síntomas de afectación renal, síntomas de afectación hematológica, síntomas neurológicos, síntomas oculares, etc.

Por todo es muy recomendable en zonas endémicas, realizar controles anuales.