INMUNODEFICIENCIA FELINA

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Se trata de un LENTIVIRUS de distribución mundial, causante del síndrome de inmunodeficiencia adquirida en gatos domésticos (SIDA).

Comparte muchas propiedades morfológicas y bioquímicas con el VIH humano, pero es antigénicamente distinto.

Existen 5 subtipos del virus en todo el mundo: A, B, C, D y E. En Europa encontramos los subtipos A, B, C y D.

La transmisión suele ser horizontal y directa mediante mordeduras, pero también sexual. Y, aunque poco frecuente, es posible la transmisión vertical al principio de la gestación.

 

La patogenia y la sintomatología se dividen en:

  • 1ª fase: se suele producir entre el primer y el tercer mes tras la infección y en ella solemos encontrar fiebre, diarrea, estomatitis, conjuntivitis, linfadenopatía generalizada, linfopenia y neutropenia.
  • Fase latente: puede durar de meses a años y se caracteriza por la ausencia de signos clínicos.
  • Fase terminal: se producen infecciones oportunistas, mielosupresión, tumores, signos neurológicos y finalmente la muerte.

El diagnóstico se basa en la detección de anticuerpos frente al virus, y para ello hay multitud de técnicas disponibles, E.L.I.S.A., I.F.A., R.I.A. (ensayos de radioinmunoprecipitación), etc. Siendo la inmunotransferencia la prueba de elección.

Al igual que en la leucemia felina, no existe un tratamiento curativo. Aquellos animales enfermos de inmunodeficiencia son tratados mediante terapias antivirales (AZT, zidovudina, 3´- azido – 2´, 3´- didesoxitimidina) o con interferones (citoquina con efecto inmunomodulador), así como de las infecciones secundarias ocasionadas por la enfermedad.

Se recomienda la castración/esterilización y el aislamiento de los gatos diagnosticados de inmunodeficiencia, así como la realización de controles veterinarios semestrales.